El bullying o acoso tiene efectos negativos en la salud física, emocional y en el rendimiento académico de los niños.
El bullying en las escuelas puede adoptar muchas formas, que van desde la violencia física, la violencia sexual a la violencia psicológica, y a menudo resulta en actos de intimidación y represión.
Se ha documentado ampliamente que el bullying es una de las formas más generalizadas de violencia escolar, que afecta a 1 de cada 3 jóvenes. Según un informe publicado recientemente por la UNESCO reveló que más del 30% de los alumnos en el mundo han sido víctimas de acoso.
La violencia en el ámbito escolar, desde la perspectiva experta priva a los niños y jóvenes de su derecho fundamental a la educación y de su derecho a aprender en un entorno seguro y sin amenaza.
De hecho, las escuelas no pueden desempeñar su función de aprendizaje y socialización si los niños no se encuentran en un entorno libre de violencia. Por el contrario, una atmósfera de ansiedad, miedo e inseguridad es incompatible con el aprendizaje y los entornos de aprendizaje no seguros pueden afectar la calidad de la educación de todos los alumnos, según estipula Unicef.
¿Cómo afecta el acoso escolar a los niños y adolescentes?
Hace unos días atrás, conversamos a través de un Instagram Live con Jennyfer Araya, psicóloga clínica y magister en Psicología Infanto-Juvenil en Contexto Escolar, sobre este tema , en dicha instancia, desarrollamos las principales características del acoso en la escuela y resolvimos importantes dudas de nuestra comunidad.
Inicialmente, nuestra docente nos explicó las consecuencias del bullying.“Diferentes estudios informan que los episodios de agresión y/o violencia en las escuelas producen en los niños daños físicos y emocionales, estrés, desmotivación, ausentismo, e incluso efectos negativos en el rendimiento escolar por estrés postraumático en los afectados”.
Además, Araya también hizo alusión respecto al perpetuador de conductas violentas explicando que, “los niños y jóvenes que cometen un acto de acoso, también son víctimas”, a lo que añadió, “no podemos olvidar que el agresor puede estar sumergido en un ambiente familiar o social complejo”, por lo que estigmatizar o culpar sin un correcto acompañamiento, sería un error gravísimo.
Existen diferentes tipos de acoso escolar, siendo los más comunes el bullying físico, psicológico, verbal, social y el ciberbullying.
Como explicó la docente de ADIPA, Jennyfer Araya, “el acoso escolar físico suele ser el más frecuente y el acoso psicológico incluye intimidaciones, manipulaciones, amenazas y chantajes hacia la víctima”.
Por otro lado, el bullying verbal llega en forma de insultos, ofensas al físico, denigración y la difusión de rumores falsos sobre la persona contra la que se ejerce este tipo de acoso escolar.
Por último, nos encontramos con el ciberbullying, “que cada vez es más frecuente y puede ir desde mensajes anónimos a comentarios en redes sociales”.
Respecto al abordaje, la experta rescato la importancia de trabajo de diferentes aristas, por ejemplo:
Asimismo, la experta señaló que desde la terapia, “nuestro trabajo tiene que ver con la reestructuración de su autoestima, confianza y autoimagen”, además, “esto se debe trabajar en la víctima y también el acosador”. Entendiendo que son menores que pueden estar sufriendo diversos problemas que gatillan este tipo de conductas frente a otros.
Nuestra docente nos explicó la importancia del desarrollo de una estrategia previa, la que promueva la sana convivencia en el aula de clases. Es importante sensibilizar a la población con este tema e implementar estrategias de acción en los colegios.
En este sentido, nuestro rol como ADIPA está en apoyar a los profesionales que trabajen en educación con diferentes herramientas para abordar y prevenir el acoso escolar, fomentando el bienestar psicológico de los estudiantes.
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