El papel del cuidador principal y de los padres en los hábitos alimenticios es fundamental, por lo que es importante evidenciar ciertos errores que pueden estar cometiendo.
Comer es un acto vital para los seres humanos. En el caso de los niños y niñas, su desarrollo depende de este aspecto, por lo que es esencial que los padres y madres pongan especial énfasis en la conducta alimentaria.
Probablemente tengas algún recuerdo de cuando eras pequeño y no querías comer la comida. Seguramente te insistieron, te llamaron “mañoso” y simplemente te obligaron a comer o quizás te persuadieron con el típico juego del avioncito. También es posible que ahora tú tengas tus propios hijos y ocupes estas mismas artimañas para alimentarlos, sin embargo puede que estés cometiendo un error.
Estas “mañas” o dificultades al momento de ingerir alimentos están entregando señales que conviene no ignorar. Si un niño no quiere comer o demuestra poco apetito es esencial no obligarlo ni insistirle.
Cuando un niño o niña no quiere seguir comiendo puede significar simplemente que ya no tiene apetito. En caso de no querer ingerir algún alimento en específico, lo ideal es no presionarlo para consumirlo, ya que esto empeorará su aversión, la cual puede estar relacionada a la percepción sensorial del menor. La costumbre de forzarlos para que se coman toda la comida puede generar consecuencias negativas a largo plazo si es que esas conductas no son corregidas a tiempo.
El sobrepeso, la anorexia nerviosa o el trastorno por atracón son algunos de los trastornos que pueden llegar a aparecer durante la adolescencia. Esto ocurre porque a nivel psicológico y emocional, los niños aprenden a ignorar su percepción de saciedad y piensan que la opinión del resto es más importante que la propia.
En ese sentido, Constanza Bravo, psicóloga clínica especialista en psicoterapia cognitiva posracionalista, enfatiza la importancia del vínculo emocional al momento de comer.
“El cuidador tiene un rol fundamental lo que tiene que ver con propiciar espacios que generen un contexto favorable, amoroso y respetuoso, lo que no solo está relacionado con la alimentación sino también con cómo se va formando la identidad de ese niño…hasta que es un adulto”.
Algunas de las alteraciones más frecuentes son:
María José Berrios, terapeuta ocupacional especialista en integración sensorial, asegura que si bien hay casos en los que se puede estar en presencia de algún tipo de trastorno grave en otros es simplemente parte del desarrollo de los niños.
“Las dificultades alimentarias a veces se contraponen con alguna dificultad de procesamiento sensorial por lo que esta mirada te permite ser más pausado en saber como ir presentando las cosas… Por ejemplo, a veces debes comer el alimento tú antes que el niño”.
Si tienes interés en aprender más sobre la conducta alimentaria infantil, en Adipa se impartirá, a partir del 02 de septiembre, el curso “Conducta alimentaria con una mirada desde el vínculo afectivo y la integración sensorial”.
Este programa de estudio, impartido por las docentes María José Berrios y Constanza Bravo, se enfocará en el abordaje de las alteraciones de las conductas alimentarias y los posibles trastornos alimentarios graves.
Además, quienes se inscriban en este curso, podrán comprender las consecuencias de algunas conductas inadecuadas a la hora de alimentar a los más pequeños.
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